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La Historia de Allen Iverson

Allen Iverson ha sido uno de los bases que más impacto generó en la NBA en el siglo XXI. Su habilidad, rapidez y movimientos dentro de la cancha le hacían un jugador temible. Eso le permitió forjar una gran carrera, sobre todo en los Sixers, donde estuvo 11 temporadas y desempeñó sus mejores cualidades. Hoy queremos hacer un repaso a la difícil y complicada vida de Allen Iverson.

Infancia y adolescencia poco comunes

Crecer en los años 70 y 80 en un barrio marginal de Hampton (Virginia) no era nada fácil, y menos para un niño afroamericano. Vivía en una casa donde, en ocasiones, no había luz ni agua y donde la pobreza, las drogas y los asesinatos estaban a la orden del día. Para más inri, su madre dio a luz a los 15 años. Presenció su primer asesinato a los 8 años y a los 16 su mejor amigo también era víctima de un homicidio. Sin recursos ni expectativas de futuro, su única vía de escape fue el deporte.

La gran suerte de Iverson fue qué destacaría como deportista y demostraría un gran talento para dominar varios deportes. Ya en secundaria, fue la estrella del equipo tanto de futbol americano como de baloncesto. Sus cualidades, tanto físicas como psicológicas, le permitieron destacar por encima de los demás.

Esto le permitió ser uno de los mayores jugadores a nivel nacional en ambas disciplinas, y también le ofreció la oportunidad de elegir entre los dos deportes, algo bastante inusual.

Pero el destino tenía otros planes y, el 14 de febrero de 1993, la vida de Allen Iverson dio un giro de 180 grados.

Iverson y sus amigos, estaban jugando a los bolos en un local de su ciudad, cuando se enzarzaron en una pelea con otro grupo de chicos, a priori, por motivos raciales. A raíz de la pelea, nadie resulto herido (o al menos no en especial gravedad), pero aún así, Iverson fue acusado de golpear con una silla a una mujer y lo inculparon de provocar una lucha racial. Celebrado el juicio, Iverson fue condenado a nada más ni nada menos que a 15 años de cárcel (casi nada). Todo esto sucedió cuando tenía tan solo 17 años. Así que, el panorama era devastador. En plena adolescencia, Allen tenía que entrar en prisión para los próximos 15 años, es decir, prácticamente toda la etapa que estuvo jugando en la NBA.

Pero, una vez más, el destino tenía otros planes. El caso tubo mucho revuelo mediático y personajes con mucha influencia presionaron al estado para que lo liberasen. Y así fue como, finalmente, el gobernador de Newport News, Virginia, Douglas Wilder, lo indultó, y Allen Iverson quedó en libertad, tras 4 meses de cárcel, para poder proseguir con su carrera profesional como deportista.

Pero no todo fue oscuridad en la adolescencia de Iverson. Mientras estaba entre rejas, su madre, Ann, fue a ver al entrenador de Georgetown University, John Thompson, para que ayudase a su hijo. Y así fue. En primavera de 1994, el director técnico visitó a Iverson y lo convenció para jugar en su equipo. Una vez más, la vida daría otro vuelco de 180º grados y el escolta puso rumbo hacia su nuevo equipo, en la NCAA.

En la universidad, Iverson cambio de actitud, y centro todos sus esfuerzos y energía en jugar bajo las órdenes de Thompson. En su primer año promedió 20.4 puntos y 4.5 asistencias que le permitieron ser elegido el mejor debutante de la temporada. En su segunda temporada no sólo reafirmó sus números, sino que los mejoró. Fue uno de los máximos anotadores de la NCAA, con 25.0 puntos por juego, y un gran pasador (4.7 asistencias). Con esos números y su personalidad para resolver las jugadas le permitió ganarse el apodo que lo acompañaría para toda la vida: The Answer, la respuesta a todos los problemas de Georgetown University. Y la carrera de Iverson solo hacía que despegar.

Michael Jordan posiblemente sea uno de los deportistas que más ha inspirado a jóvenes de todo el mundo a perseguir sus sueños. Y Allen Iverson no iba a ser menos. En 1992, comido con sus amigos dijo: “Creo que podría ganar a Michael en un uno contra uno”. Todos pensaron que hablaba de Michael Evans, uno de los componentes del equipo, y le dijeron que todos sabían que podía ganarle. “No, no. Apuesto a que podría ganar a Michael Jordan”, sentenció ante la sorpresa de todos. Así era Allen Iverson.

Así pues, en 1996, Iverson abandonó la Universidad y se presentó al Draft de la NBA. Los reclutadores estaban enamorados del escolta y su fama de conflictivo se había ido disipando. Y llegó la sorpresa. Fue elegido en primera posición, por encima de Kobe Bryant y Ray Allen, entre otros.

Fue el jugador más bajo de la historia en ser elegido en la primera posición del draft, y el equipo que lo seleccionó fue los Philadelphia Sixers. Su preponderancia no tardó en salir y en su primera temporada llevó a cabo lo que años atrás había dicho a sus amigos, “ganar a Michael Jordan”. En un partido contra los Bulls, Iverson se animó a “humillar” a Michael Jordan con un crossover que dejó pagando al número 23 en un intento de robo, anotando el doble y provocando el asombro de todos los fanáticos que tuvieron la oportunidad de presenciar el enfrentamiento.  Podéis ver la jugada en el siguiente vídeo:

Peor Allen Iverson siempre estaría ligado a los problemas. Su difícil y problemática infancia siempre le daría caza de una u otra forma. Entre los problemas que tubo, destacan la detención por posesión de armas y marihuana en su coche; problemas con su esposa, a la cual dejo una vez desnuda en la calle, etc.

Su forma de vestir, con cadenas, jeans largos y camisetas de futbol americano o baloncesto, chocaba con los códigos de vestimenta de la NBA, lo cual hizo que tuviera problemas con David Stern.  Así, en 2005 el comisionado de la Liga, David Stern, implementó un código de vestimenta prohibiendo justo la manera que Iverson y otros jugadores vestían. Iverson criticó duramente tal medida señalando que esta “no cambiará el carácter de una persona independientemente de la ropa que usase. Asociar la vestimenta hip-hop con violencia, drogas y malas conductas es de racistas” manifestó.

Pero, pese a ser un jugador problemático fuera de la cancha, su talento lo llevó al olimpo de la NBA y en 2001, bajo el mando de Larry Brown, Allen Iverson y los Philadelphia lograrían disputar a las finales de la liga. Sin embargo, su equipo cayó ante poderosos Lakers de Kobe Bryant y Shaquille O´Neal.

Tras esa temporada, Iverson continuó en Philadelphia, pero su carácter problemático empezó a pasarle factura en el equipo y pronto los conflictos con su entrenador, Larry Brown, alcanzaron su punto máximo de ebullición. «Entrené a Reggie Miller, Danny Manning, Bobby Jones, Billy Cunningham, Dan Issel y David Thompson, pero nunca me enfrenté a un reto como él«, manifestó Larry.

Unas semanas más tarde, Philadelphia se deshizo de él y lo envió a Detroit mediante un traspaso. Este sería el primero de varios cambios que tendría Allen Iverson en poco tiempo. De los Pistons pasaría a los Denver Nuggets y, posteriormente, a los Memphis Grizzlies. Es decir, Allen no encajaba en ningún equipo donde jugaba.

Tres años más tarde, en 2009, Iverson volvería volvió a su primer equipo, los Sixers. Pese a sus esfuerzos, no consiguió satisfacer al staff ni al equipo y su carrera en la NBA se terminó. Posteriormente, pasaría a jugar en el Besiktas de Turquía sin mucho éxito, y retirándose antes de finalizar su contrato de 2 años por una lesión en la pantorrilla.

Debido a sus problemas financieros, Allen Iverson intentó volver a la NBA. En febrero de 2012 recibió una oferta de Los Ángeles Lakers. Sin embargo, ello conllevaba primero jugar algunos partidos en su equipo afiliado en la NBA Development League, Los Angeles D-Fenders por lo que el jugador declinó la oferta.

A los pocos días, también rechazó la propuesta de los Guaros de Lara para jugar en la Liga Profesional de Baloncesto de Venezuela. Según el copropietario del club, Jorge Hernández, el jugador no quería salir de Estados Unidos.

En enero de 2013, los Texas Legends le hicieron una oferta para que jugara en la NBA D-League, sin embargo, Iverson volvió a rechazarla.

El 30 de octubre de 2013, anunció su retirada definitiva de las canchas.

Para más inri, los 165 millones ganados jugando se habían esfumado. Multas de tráfico, deudas, problemas con la justicia, y malas compañías hicieron que Iverson no gestionara bien su patrimonio, y lo perdió todo.

Hoy en día, Iverson se encuentra mejorando su situación financiera, ganando dinero gracias a distintos contratos.

Pero más allá de su pasado, de sus errores y de sus accidentes, Allen Iverson permanece en el recuerdo colectivo de todos aquellos que se animaron a soñar con un futuro próspero en el básquet.

«No quiero ser Michael Jordan, no quiero ser Larry Bird o Isiah Thomas. No quiero ser como ninguno de esos jugadores. Cuando me retire, quiero mirarme al espejo y decir: lo hice a mi modo«, confesó Allen Iverson cuando aún practicaba básquet profesionalmente.

Y sin duda, lo consiguió. Su manga larga en el brazo, la vincha, los tatuajes, las trenzas y la ropa holgada formarán parte de su legado y de su marca personal. Y es que, al igual que sucede con otros jugadores, de Allen Iverson solo hay y solo habrá uno.

 

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